‘Paradise Lost’: la inocencia de vivir en el mundo de Pablo Escobar


Titulo Original: Escobar: Paradise Lost
Titulo en español: Paraíso perdido
Director: Andrea Di Stefano
Año: 2014

Escobar- Paradise Lost

Rating: ★

20 años después de su muerte, Pablo Escobar todavía da de qué hablar y sigue levantando polémica. Por eso, Escobar: Paradise Lost del director italiano Andrea Di Stefano, la nueva película sobre el magnate de la droga paisa, no será la excepción.

La película sigue la vida en Colombia de Nick (Josh Hutcherson de Hunger Games), un surfista canadiense que vivía en la ciudad de Turbo, junto a su hermano y la novia de él. Nick conoce a María (Claudia Traisac), sobrina de Pablo Escobar (Benicio del Toro), y se involucra con ella, hasta el punto de ir a vivir juntos en los dominios de Escobar. Allí consigue un trabajo y es testigo de todo lo que pasa alrededor de la vida del capo colombiano.

Nick sigue las reglas impuestas por el narcotraficante, involucrarse en sus negocios. Pero cuando intenta escapar de esta vida, debe asumir las consecuencias de querer dejar al hombre más poderoso de su época.

Más que concentrarse por contar la historia del magnate, una que ya es tan conocida y tratada por otras producciones a través de los años, en esta oportunidad seguimos a una persona que literalmente no sabía en qué se metía, debe hacer cosas que no se había imaginado y asumir responsabilidades fuera de lo pensado, por amar a alguien del séquito de Escobar. Ser familiar de Escobar se resume entonces en esperar a que él determine el futuro tuyo y de los que traes contigo.

Nick y María tienen una relación y una química perfecta para la pantalla. Un gringo y una local, viviendo un sueño mutuo, que de pronto se vuelve oscuro a causa de las acciones del tío de ella. El trabajo filantrópico que ella hacía o la simple limpieza de la piscina que él pretendía, no son sino una nimia parte de lo que sucede alrededor de Escobar, que maneja medio país sin que nadie se de cuenta.

Entre la inocencia de personas como Nick, vemos a un Escobar, encarnado por del Toro (el mejor después de Andrés Parra), como un personaje bastante complejo, de paradojas y contradicciones. Un hombre que se esmera por leer cuentos a sus hijos, mientras en la otra mano tiene la llamada para mandar a matar a alguien. Un ser que toma nota de las personas que se intrometen en su camino para sacarlas como haya que hacerlo.

Para Escobar, la vida de las personas, e incluso la de sus ayudantes se volvió desechable. «No te involucres con la persona», le decía el capo a Nick, cuando le ordenó que debía matar a uno de sus colaboradores. La traición sería el peor obstáculo en el camino de las ambiciones del colombiano Escobar. Por eso, tomaba riendas del asunto, anticipaba el control de la situación y eliminaba a quien fuera necesario. No quería terminar como Bonnie y Clyde, muertos a causa de una traición.

Lo más difícil de esta película es que se basa en hechos reales, o peores de lo que vemos en la pantalla. Un toque especial de este director es que en ningún momento muestra la droga como tal. La cocaína solo era la base del imperio. El mundo de Escobar estaba construído por una red de hombres de la legalidad y la ilegalidad, su vida política, su vida familiar, su vida personal, sus negocios, sus frases, sus llamadas que le conseguían lo que quisiera en tiempo récord, su riqueza y popularidad de estrella rock entre diferentes sectores de la población. Y ese es el esmero de este realizador, mostrar todas esas esferas que construyeron a un hombre tan convencido de sí mismo.

Hay que resaltar la buena actuación de todos en esta cinta. La tensión hace que uno se sienta parte de este thriller de 120 minutos que cuenta historias de Colombia a principios de los años 90. Un elenco que hace revivir las pesadillas personales causadas por este hombre.

La cinta fue grabada en Panamá y es una coproducción entre Francia, España y Bélgica.

Escobar: Paradise Lost, es una historia de amor, bajo los obstáculos de la supremacia Escobar, desde una mirada alejada del contexto. Tal vez para el director Andrea Di Stefano es más fácil contar la violencia, desde una perspectiva ajena, y con un personaje que no es violento. Vemos los residuos de las decisiones del patrón, pero seguimos la bola de nieve de vivir en este mundo, a través de Nick.

Al final, nada ni nadie se le escapa a Pablo Escobar.

Deja un comentario